Hasta hace unos años, los indicadores principales para entender si había una alteración en la sensibilidad a los azúcares eran solo la hemoglobina glicosilada y la glucosa en ayuno.
Sin embargo, estos indicadores, aunque son muy útiles en el control y monitoreo de una patología diabética ya diagnosticada, necesitan ser complementados con nuevos e innovadores marcadores de daño por azúcares.
De hecho, varios estudios científicos publicados entre 2018 y 2019 en algunas de las revistas de diabetología más importantes han destacado las limitaciones de la hemoglobina glicosilada y la glucosa en ayuno en la identificación temprana de daños por azúcares1,2,3.
Un nuevo marcador a considerar es el metilglioxal.
El metilglioxal permite medir la variabilidad glucémica, es decir, las continuas oscilaciones de glucosa que pueden ocurrir a lo largo del día.
El metilglioxal es un marcador de variabilidad glucémica, lo que permite evaluar las continuas oscilaciones de glucosa que pueden ocurrir a lo largo del día.
Las fluctuaciones agudas de glucosa a lo largo del día, en diferentes días y también en períodos más largos pueden determinar múltiples condiciones inflamatorias y trastornos (hipoglucemias reactivas, mala absorción, neuroinflamación, trastornos del estado de ánimo, problemas cardiovasculares, etc.).
El aumento de metilglioxal en el organismo es, de hecho, proporcional a estas fluctuaciones en la sangre de azúcares (glucosa, fructosa u otros azúcares).
Una relación alterada con los azúcares, en ausencia de modificaciones apropiadas, a largo plazo puede aumentar el riesgo de desarrollar patologías metabólicas y el acúmulo de sustancias oxidantes.
Enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson, las demencias y el envejecimiento prematuro a menudo son inducidas o exacerbadas por la acumulación de metilglioxal y otros radicales libres. Estas patologías están en aumento en la población general.
En 2010, 35.6 millones de personas se encontraban afectadas por enfermedades neurodegenerativas, con una estimación de que esta cifra se duplicará en 2030 y se triplicará en 2050. Estos datos alarmantes requieren intervenciones tempranas y una mayor atención, que también involucra la alimentación.
En situaciones delicadas, como cuando una mujer decide emprender un embarazo, la medición de metilglioxal puede “interceptar” un diabetes gestacional antes de que se desarrolle. Un porcentaje de mujeres entre el 4% y el 10% durante el embarazo desarrolla diabetes gestacional.
El grupo GEK participó en la investigación y publicación de un estudio publicado en Nutrients en 20204, que permitió respaldar la hipótesis de utilizar la medición de metilglioxal y otros marcadores para identificar anticipadamente daños por azúcares y prevenir la diabetes gestacional.
En este estudio, los niveles de metilglioxal eran significativamente más altos en mujeres con diabetes gestacional en comparación con el grupo de control. Esta molécula es un radical libre que, debido a su peligrosidad, también se define como glicotoxina o alarmina.
¿Qué hacer cuando las concentraciones de metilglioxal son elevadas en el organismo?
Una alimentación equilibrada debe tener como objetivo permitir la absorción de azúcares de manera lenta y controlada, evitando en la medida de lo posible la formación de picos de glucosa o fructosa que influyen negativamente en la salud, la energía, los niveles de concentración, la calidad del sueño, la incapacidad para perder peso y facilitan la progresión hacia enfermedades metabólicas, degenerativas o inflamatorias.
Sabemos que el sacarosa, el fructosa, los edulcorantes y el alcohol son inductores de inflamación y aumento de peso y, si se consumen de manera individualmente excesiva, en virtud de las señales metabólicas que envían al organismo, favorecen el acumulamiento de sustancias oxidantes como el metilglioxal.
El ser humano posee una hormona (NPY) que en el paleolítico ayudó a la supervivencia de la especie humana, estimulando la búsqueda de azúcares. Sin embargo, hoy en día su difusión y la costumbre de consumir dulces, excesos de fruta, edulcorantes y alcohol representan una posible amenaza para la salud.
Ningún alimento es enemigo y tampoco lo son los dulces o el azúcar, sin embargo, respetando las características individuales, deben ser siempre consumidos con discernimiento
El test PerMè, el Glyco Test y otros tests de Screening permiten detectar de antemano los efectos potencialmente dañinos de los azúcares (como fructosa, glucosa, maltosa, sorbitol, galactosa y otros) y del alcohol, y medir la respuesta a los cambios nutricionales
- Schmidt M.I. et al., Lancet Diabetes Endocrinol. 7, 267-277 (2019). doi: 10.1016/S2213-8587(19)30058-0.
- Richter B., Hemmingsen B., Metzendorf M.I. & Takwoingi Y., Cochrane Database Syst. Rev. 10, CD012661 (2018). doi: 10.1002/14651858.CD012661.pub2.
- Rodriguez-Segade S. et al, Acta Diabetol. (2019). doi: 10.1007/s00592-019-01342-5.
- Piuri G. et al, Nutrients 2020, 12(2), 479; doi: 10.3390/nu12020479.
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