El test Recaller te ayuda a entender si estás consumiendo en exceso alimentos específicos midiendo la inflamación de tu organismo e interpretando la posible presencia de mutaciones en el gen TNFSF13B relacionadas con el desarrollo de inflamación relacionada con los alimentos.
Los médicos y especialistas de GEK Lab, expertos en medicina de precisión, te sugerirán un plan personalizado de nutrición e integración basado en los resultados del test.
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¿Qué obtengo de mi prueba Recaller Test?
- A Un diagnóstico médico basado en la interpretación de los datos de laboratorio.
- La medición de tus niveles inflamatorios (BAFF y PAF), también relacionados con tu alimentación diaria (inflamación por alimentos).
- La identificación del Perfil Alimentario Personal que permite la personalización nutricional a través de una dieta de rotación de los Grandes Grupos Alimentarios.
- La evaluación de posibles polimorfismos genéticos que indican una mayor susceptibilidad personal al desarrollo de enfermedades autoinmunes.
- 6 meses de acceso gratuito al servicio MyGEK Lab, un servicio de consultoría científica que proporciona una recopilación de preguntas frecuentes y contacto directo con un equipo de nutricionistas.
- Consejos personalizados sobre suplementos: qué principios activos son útiles para contrarrestar tus niveles de oxidación detectados en el test.
El Test Recaller interviene en los siguientes aspectos
Preguntas frecuentes
Trastornos como la hinchazón, la pesadez, la flatulencia y los problemas digestivos suelen ser causados por una condición inflamatoria relacionada con la comida, especialmente por una ingesta individual excesiva o repetida. Conocer qué Grupos Alimenticios están relacionados con la inflamación permite rotar los alimentos durante la semana, sin recurrir a peligrosas dietas de eliminación y recuperando el bienestar y una relación fisiológica con la comida.
¡No, es falso! Una vez descartada la enfermedad celíaca, eliminar el gluten de su dieta no solo es insensato, sino también muy peligroso porque puede provocar graves deficiencias nutricionales. Además, una dieta tan selectiva, en ausencia de patología, puede llevar a un aumento automático en el consumo de otros alimentos. Por ejemplo, al sustituir la pasta por arroz, su uso crónico conducirá a la aparición de los mismos síntomas pero con la ingesta del nuevo alimento, ya que el problema no es el gluten o el arroz per se, sino la manera individualmente excesiva o repetida en que se consumen. Comprender científicamente cuáles son los grandes grupos alimenticios a modular (y no a eliminar) durante la semana permite mantener una dieta variada y recuperar una condición fisiológica con todos los alimentos, incluido el gluten.
¡Sí! Haber eliminado el gluten de tu dieta no excluye que la repetición diaria a lo largo del tiempo de otros alimentos pueda provocar síntomas y trastornos. En presencia de la enfermedad celíaca, para compensar la ausencia de pan, pasta y productos de panadería tradicionales en la dieta, se consumen productos sin gluten, que, aunque de calidad, pueden consumirse en exceso. Conocer los Grupos Alimenticios que causan inflamación alimentaria permite modular su ingesta durante la semana de manera científica, sin eliminarlos nunca. Esto te permitirá mantener una dieta variada y mejorar concretamente tu bienestar.
Los síntomas de la inflamación alimentaria suelen ser aquellos que afectan con mayor frecuencia al intestino y al estómago, como hinchazón, pesadez, dificultades digestivas, diarrea, estreñimiento y dolor gastrointestinal. Pero también hay síntomas que no están inmediatamente relacionados con la ingesta de alimentos. Esto se debe a que la inflamación crónica de bajo grado, incluso inducida por la dieta, puede alterar el equilibrio fisiológico de todos los sistemas y órganos, causando, por ejemplo, resistencia a la insulina (y, por lo tanto, una mayor tendencia a aumentar de peso), reducción del rendimiento físico y mental, dolores de cabeza crónicos, aparición de aftas, cistitis y candidiasis recurrentes, así como piel y cabello frágiles, huesos frágiles y debilitamiento del sistema inmunológico. Medir la inflamación alimentaria de manera científica permite establecer una dieta personalizada capaz de abordar la inflamación crónica de bajo grado y, en consecuencia, los síntomas asociados.
Hay varias patologías correlacionadas con la inflamación alimentaria. Algunas son más fácilmente atribuibles a los alimentos, como el síndrome del intestino irritable (IBS), el reflujo gastroesofágico y los trastornos gastrointestinales en general. Sin embargo, condiciones como la osteoporosis, la resistencia a la insulina, la obesidad, la tiroiditis y las enfermedades autoinmunes también están fuertemente influenciadas por la inflamación crónica de bajo grado, que puede estar relacionada con la dieta. Esto se debe a que el Factor Activador de Células B (BAFF), una citocina inflamatoria medida por el Test Recaller, cuando está elevada, puede provocar alteraciones en el metabolismo óseo, el metabolismo de la glucosa y el equilibrio hormonal, incluso debido a una dieta inadecuada.
La dificultad para perder peso, así como la obesidad ya manifestada, está estrechamente relacionada con la inflamación. El BAFF, una citocina inflamatoria analizada a través del Test Recaller, puede inducir resistencia a la insulina, alterando el metabolismo normal y promoviendo la acumulación de energía en forma de tejido adiposo. Además, el propio tejido adiposo puede producir moléculas inflamatorias, empeorando aún más la situación general. Intervenir a través de una dieta antinflamatoria personalizada es un paso positivo hacia la recomposición corporal, mejorando el metabolismo. De esta manera, se pueden gestionar de manera más efectiva los desafíos relacionados con el peso y mejorar la salud en general.
Los dolores de cabeza frecuentes están relacionados con la inflamación persistente de los tejidos nerviosos, también causada por la ingesta crónica o excesiva de alimentos. El manejo dietético personalizado, con una evaluación de los Grupos Alimenticios consumidos en exceso, permite modular los episodios de migrañas y dolores de cabeza crónicos.
Algunos alimentos, como la leche, pueden ser la “gota que colma el vaso” en situaciones de inflamación crónica. Los trastornos intestinales pueden derivar de respuestas inflamatorias no relacionadas con la intolerancia a la lactosa (que es un azúcar), sino alimentadas por una reacción inmunológica a las proteínas de la leche. A menudo también están determinados por el consumo excesivo de alimentos pertenecientes al grupo de la Leche (y otros insospechados, como la carne de vacuno), o que conducen al aumento de la inflamación responsable de diversos trastornos, incluidos los intestinales. Identificar estos alimentos con precisión es la primera estrategia para promover una dieta variada y recuperar una relación fisiológica con la comida. Con el Test Recaller, tendrás las herramientas para restaurar tu bienestar.
La inflamación está muy frecuentemente relacionada con las dificultades para aumentar de peso corporal. El Recaller Test permite reducir la inflamación, mejorando las funciones digestivas y la absorción de nutrientes a través de una dieta personalizada.
No hay alimentos individuales (como pan, queso u otros) que desencadenen síntomas como la candidiasis. Sin embargo, la presencia de inflamación relacionada con los alimentos, vinculada al consumo excesivo de grandes grupos de alimentos, puede ser una de las causas del trastorno, alterando la microflora intestinal y vaginal. Modular el consumo de alimentos específicos en una dieta saludable y variada facilita la restauración de la flora bacteriana y promueve el bienestar.
La hinchazón, especialmente si ocurre al despertar e involucra manos y tobillos, puede estar asociada con problemas de retención de líquidos y, consecuentemente, inflamación. Muy a menudo, una dieta que es excesivamente repetitiva con el tiempo es una de las principales causas de inflamación. La medición de los niveles de inflamación sistémica de bajo grado a través de los análisis de BAFF y PAF, junto con la identificación de los principales grupos alimenticios consumidos en exceso, permite adoptar una rotación dietética que reduce la inflamación. La inflamación es una condición que tiende a promover la retención de líquidos; controlar tales procesos permite expulsar los líquidos en exceso y reducir la hinchazón.
La respuesta inflamatoria no depende de alimentos individuales, sino del consumo excesivo de grupos alimenticios reconocidos de manera similar por el sistema inmunitario. La investigación y los estudios estadísticos han identificado grandes grupos alimenticios como Trigo y gluten, Lácteos, Levaduras y sustancias fermentadas, Níquel y Aceites cocinados, que, si se consumen en exceso, pueden desencadenar o perpetuar una inflamación persistente. La importancia de la identificación no radica en las sustancias individuales, ya que ningún alimento es inherentemente “enemigo”, sino en la repetición diaria del mismo estímulo dietético que puede generar inflamación.
El Test Recaller no analiza alimentos individuales, sino once proteínas recombinantes que permiten identificar la inflamación alimentaria hacia los principales grupos alimenticios. Muchas personas creen erróneamente que cuanto más alimentos se analicen, más preciso será el resultado. En realidad, evaluar las reacciones de IgG a alimentos individuales y su consecuente eliminación, además de ser muy peligroso, carece por completo de validez científica.
Las únicas intolerancias reconocidas por la comunidad científica son la enfermedad celíaca, que es la intolerancia al gluten, y la intolerancia a la lactosa, ambas irreversibles y no evaluadas por el Test Recaller. Los tests comerciales que evalúan las “intolerancias alimentarias” que no sean la enfermedad celíaca o la intolerancia a la lactosa carecen de base científica. El Test Recaller es diferente; evalúa la inflamación alimentaria basándose en sólidos fundamentos científicos.
No, el Test Recaller no tiene como objetivo identificar alimentos para eliminar de la dieta. Por el contrario, el test tiene como objetivo identificar los principales grupos alimenticios que, si se consumen de manera sistemática o repetida, podrían causar respuestas inflamatorias en el cuerpo. La gestión recomendada de la inflamación alimentaria implica adoptar una dieta de rotación, no de eliminación. El protocolo nutricional personalizado resultante del Test Recaller se enfoca en la rotación de alimentos, permitiendo que el cuerpo mantenga una relación fisiológica con todos los alimentos mientras controla las respuestas inflamatorias, sin recurrir a dietas de eliminación.
No, el Test Recaller no está diseñado para evaluar la enfermedad celíaca o la intolerancia a la lactosa. Su principal objetivo es identificar la inflamación alimentaria, una condición diferente a la intolerancia enzimática a la lactosa, causada por la falta de una enzima para la digestión de la lactosa, y la enfermedad celíaca, una condición autoinmune que requiere la exclusión completa del gluten de la dieta. Es importante tener en cuenta que a veces los síntomas relacionados con la inflamación alimentaria y los de las intolerancias reales pueden coexistir, por lo que es recomendable informar si sufre de una de estas dos intolerancias en el momento del test. Controlar la inflamación a través de una dieta de rotación permite abordar diversos trastornos asociados con la inflamación sistémica de bajo grado, incluso en presencia de intolerancias ya conocidas.
Dentro del informe médico del Test Recaller, en relación a los niveles de inflamación detectados, se define un plan dietético personalizado, siguiendo los principios de la dieta de rotación. La dieta de rotación implica abstenerse de los Grandes Grupos Alimentarios identificados en ciertos días de la semana y tener días libres en los que es importante consumir alimentos de estos grupos. En el informe, se pueden encontrar todas las alternativas para rotar alimentos e ideas de menús para los días de dieta.
Sí, el Test Recaller puede proporcionar información útil para aquellos que sufren de enfermedades autoinmunes. Las enfermedades autoinmunes involucran aspectos inflamatorios, metabólicos, ambientales y genéticos, y el progreso científico de los últimos 30 años ha destacado el papel clave de la inflamación de bajo grado y la activación inmunológica en tales patologías. Estudios científicos confirman la importancia de BAFF en enfermedades autoinmunes, abriendo nuevas perspectivas para el diagnóstico y la terapia también relacionados con la nutrición.
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