Los estudios de muchos científicos, incluida la premio Nobel Elizabeth Blackburn, han destacado la importancia de los telómeros en los procesos de inflamación y envejecimiento.
Los telómeros son similares a “gorro” que protege el extremo final de cada cromosoma. Son fragmentos de ADN que garantizan la integridad de la información genética, y su longitud se reduce con el tiempo y con la oxidación.
Factores ambientales como la alimentación, la exposición al humo del cigarrillo, la contaminación ambiental, el estilo de vida, la sedentariedad y el estrés pueden tener un peso relevante sobre la longitud media de los telómeros y, por ende, sobre la forma en que envejece un individuo.
Un estudio ha demostrado que en los fumadores el envejecimiento ocurre el doble de rápido en comparación con los no fumadores.
Cuanto más cortos son los telómeros, mayor es la BioAge, es decir, la condición de envejecimiento celular de una persona.
Conocer la medida de los telómeros representa el primer paso para orientar al individuo hacia verdaderos cambios personalizados en el estilo de vida y sugerir complementos específicos que ayuden a ralentizar los procesos naturales de envejecimiento.
El acortamiento es un proceso fisiológico y completamente natural, pero su aceleración puede ser un signo de envejecimiento precoz y de la posible aparición de enfermedades.
La buena noticia es que es posible actuar en sentido contrario, modificando el propio estilo de vida para ralentizar la velocidad de acortamiento de los telómeros. Una persona de 45 años podría ver estimada su BioAge en 32 años, lo que indica un estilo de vida saludable que preserva la longitud de los telómeros.
Lamentablemente, con frecuencia ocurre lo contrario, es decir, que factores ambientales negativos y estilos de vida poco saludables hagan que la BioAge de una persona de 45 años se estime en 55 años.
Esto significa que factores como la inflamación, las deficiencias vitamínicas, los desequilibrios alimentarios, la falta de actividad física, la falta de sueño y el estrés laboral excesivo están acelerando el proceso de envejecimiento, haciendo que la persona sea biológicamente “más vieja” y más susceptible a la pérdida del estado de salud.
En este caso, es importante verificar cuáles podrían ser los posibles factores. Detectarlos significa ganar años de vida en buena salud, por lo que siempre es un buen motivo para realizar algunas mejoras.
A veces es útil contextualizar la medición de la longitud media de los telómeros, midiendo también marcadores innovadores relacionados con la inflamación por alimentos y azúcares como BAFF y PAF o Albumina Glicada y Metilgliossale.
Una alteración de estos marcadores podría indicar desequilibrios alimentarios que pueden corregirse con simples modificaciones en la alimentación diaria.
Además, una terapia integrativa adecuada, utilizando por ejemplo suplementos a base de cúrcuma, inositol, aceite de grosella y de perilla, ha demostrado ser muy eficaz para contrarrestar diversas formas de inflamación.
Conocer e interpretar correctamente la medida de los telómeros permite estimar la edad biológica de una persona y representa el primer paso para orientar al individuo hacia cambios verdaderamente personalizados en el estilo de vida y sugerir integraciones específicas que ayuden a ralentizar los procesos naturales de envejecimiento.
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